"El caballo colombiano se diferencia mucho en la energía que tiene, mientras que muchas razas en el mundo son de sangre fría, más pausados, pesados y lentos", explica Jorge Londoño de la Cuesta, presidente de Asdesilla.
Agrega que el criollo tiene los movimientos muy resortados, "contrario a los europeos que tienen movimientos más robotizados, por decirlo de alguna manera, más pesados".
Esto se convierte en una ventaja: hace que el movimiento sea mayor en las patas y menor en el lomo, lo que lo hace más suave para montar. El jinete no tiene que hacer movimientos acompasados.
Existen cuatro modalidades que los distinguen: trote, trocha, paso fino y galope.
Para el presidente de Asdesillas, la forma para diferenciarlos está en el oído y el ojo. "De acuerdo con el sonido que hagan las patas al tocar con el suelo uno identifica si es trotón, trochador o fino", dice.
En el desfile también se podrán apreciar otras razas como las que trae Panaca, precisó Claudia Jaramillo, en las que sobresalen el Appaloosa, jaspeado en ciertas partes del lomo y muy ágil; el percherón francés, de cuerpo compacto y cerca de mil kilos, el caballo pinto y los ponis.